Enfermería geriátrica para asistencia de enfermedades crónicas en adultos mayores

En publicaciones anteriores en el blog de Lumina Senior Care hablamos de la importancia de los cuidados y atenciones especiales para adultos mayores y del papel fundamental que desempeñan los profesionales en enfermería geriátrica para ofrecer estos cuidados y atenciones, tanto en hospitales y centros y clínicas de salud como en casas de retiro. De igual manera describimos algunos de los cambios a nivel fisiológico por los que las personas atraviesan al llegar a esta etapa de la vida, que son producto del proceso natural del envejecimiento y la manera en que influyen en su calidad de vida.

En esta ocasión nos enfocaremos a hablar de las enfermedades crónicas que con mayor frecuencia presenta la población de la tercera edad, y las razones por las que se recomienda que un especialista en geriatría dé seguimiento al tratamiento, rehabilitación y programas de prevención diseñados para evitar, en medida de lo posible, que el padecimiento disminuya la calidad de vida del paciente.

Se consideran enfermedades crónicas a todos aquellos padecimientos de larga duración que por lo regular tienen una progresión lenta. Cualquier persona sin importar su edad puede desarrollar una enfermedad de este tipo, sin embargo son más comunes en personas mayores, y de hecho los ancianos son considerados uno de los grupos de riesgo de enfermedades crónicas, debido precisamente al envejecimiento que causa una degeneración natural en el cuerpo y en ocasiones alteraciones en su funcionamiento. A nivel mundial se ha detectado que enfermedades crónicas como cáncer, enfermedades cardíacas, enfermedades respiratorias y la diabetes son la principal causa de mortalidad, razón por la que existen numerosos programas de salud que buscan que la población adopte medidas preventivas para este tipo de padecimientos.

La clase de enfermedades crónicas a las que un determinado grupo es más susceptible varía, pero en el caso de los adultos mayores la diabetes, la hipertensión arterial, la artritis y artrosis, los problemas auditivos y visuales, la desnutrición, el Alzheimer y la demencia senil, el Parkinson, la osteoporosis, la hipertrofia de la próstata, los infartos y los accidentes cerebrovasculares son las más comunes. Al ser padecimientos de larga duración, requieren de un tratamiento constante y de supervisión médica continua, por lo que periódicamente deben acudir con los especialistas para una revisión y serie de pruebas y exámenes médicos que permitan comprobar el estado del padecimiento.

En este punto cabe mencionar que cualquier adulto mayor requiere de atención y cuidados especiales para atender las necesidades durante esta etapa de la vida. En general por los cambios fisiológicos pueden implicar cierto grado de pérdida de autonomía, y en el caso de que padezcan enfermedades crónicas la atención debe ser aún más minuciosa. Es por ello que se recomienda contar con la asistencia de una persona con estudios en enfermería geriátrica para que auxilie al anciano en sus tareas cotidianas y se mantenga al pendiente en caso de que llegara a presentarse alguna eventualidad que requiera de atención médica de urgencia. Con esto también explica el por qué muchas personas en esta etapa de su vida decidan vivir en una casa de retiro, lugar donde todo el día cuentan con supervisión de profesionales que atienden sus necesidades y les brindan el cuidado que requieren para llevar una buena vida.

Algunos de los padecimientos crónicos que presentan las personas de la tercera edad los desarrollaron desde su juventud, pero muchos otros tienen su origen a partir de los 60 años y surgen a raíz de los cambios tanto físicos naturales del cuerpo como por cambios en sus hábitos, principalmente en lo referente a actividad física y alimentación. La diabetes, por ejemplo, es una enfermedad relacionada con otros padecimientos y requiere un control por parte de un especialista con dieta especial, actividades físicas y en algunos casos medicamentos para mantener una vida normal. Algo similar ocurre con la hipertensión arterial, pero en muchos casos es un padecimiento que se pasa por alto, sin considerar que un control y tratamiento pueden prevenir problemas más severos, como infartos.

En el caso de la artritis y la artrosis, es necesario un tratamiento especial para evitar que la degeneración del cartílago articular sea acelerada y permitir al paciente que en medida de lo posible pueda conservar sus capacidades funcionales de movilidad. Sin embargo, estos padecimientos y el desgaste del envejecimiento pueden ocasionar dificultades motoras y volver necesaria la asistencia especial de manera permanente, en especial si además existen otras enfermedades que ocasionen dolor e impidan el movimiento, que ocasionen daño nervioso, motor y neurológico la atención especializada se vuelve vital.

Por cuestiones de espacio en esta ocasión no describiremos las características del Parkinson ni del Alzheimer, pero son enfermedades que al suponer pérdida de capacidades motoras y memoria, respectivamente, necesitan de una atención profesional altamente especializada.

Otros problemas crónicos incluyen los auditivos y los visuales, los que pueden tratarse con el uso de aparatos especiales como audífonos, o anteojos, pero en todo caso se recomienda realizar pruebas de manera periódica para descartar la presencia de otros padecimientos que estén afectando la visión y el oído, como infecciones, el glaucoma o la tensión ocular. Los accidentes cerebrovasculares y los infartos son de los más temidos por las personas de la tercera edad por los daños que pueden ocasionar cuando se presentan y el riesgo de muerte que implican. En el caso de los accidentes cerebro-vasculares, conocido como ictus, los vasos sanguíneos que irrigan sangre al cerebro se obstruyen o rompen ocasionando desde parálisis parcial hasta pérdida de facultades motoras y el habla o la muerte. Por su lado, los infartos suelen ser consecuencia de falta de tratamiento de otros padecimientos como la diabetes, la hipertensión, el colesterol elevado, la obesidad y el tabaquismo, por lo que para la prevención de enfermedades de mayor riesgo siempre se deben atender oportunamente las que usualmente son ignoradas debido a que se piensa que no son peligrosas.

Para finalizar, conviene que hablemos de uno de los problemas que en muchas ocasiones no reciben la atención necesaria, como la desnutrición. Las personas de la tercera edad son muy propensas a presentar desnutrición porque su apetito baja, ya sea por la disminución de actividad física, lo que implica una menor exigencia calórica, o por cuestiones psicológicas, lo que puede derivar en problemas severos de anemia, deshidratación y gastritis, además de debilitar en general el cuerpo y afectar su funcionamiento. Para evitar la desnutrición es imprescindible que un especialista realice una dieta diseñada para cubrir las necesidades energéticas de adulto mayor y seguir las pautas recomendadas, pero de este tema ya hablaremos a mayor profundidad en otra ocasión.

Les recordamos que si buscan atención especializada en adultos mayores, las casas de retiro de Lumina Senior Care cuentan con un equipo de profesionales en enfermería geriátrica para ofrecer los cuidados necesarios para personas de la tercera edad. Para conocer a detalle las características de nuestros servicios los invitamos a ponerse en contacto con nosotros, con gusto los atenderemos.

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